jueves, 15 de septiembre de 2011

Los misterios de la Isla de Pascua. Primera parte


La Isla de Pascua, situada en el Pacífico Sur, a unos 3500 kms. al oeste de la costa chilena, es uno de los puntos del planeta que más ha suscitado la imaginación de Occidente, probablemente por su total aislamiento y sus conocidas estatuas monumentales, los moai, obras arquitectónicas sin igual en el resto del mundo. Aunque sucesivas investigaciones científicas han revelado algunos de sus secretos, gran cantidad de detalles sobre su cultura, su escritura o sus propios orígenes continúan resultando del dominio de la especulación. Incluso su propio nombre, Rapa Nui, adoptado actualmente por los isleños y que literalmente significa “resplandor”, no es el original. Ni siquiera aquel otro conservado por la tradición oral rapanui, Te Pito O Te Henua, “el ombligo del mundo”, parece ser el original, puesto que no se registró hasta el año 1873. Lo más probable, aunque no deje de resultar una mera especulación, es que los antiguos isleños se refirieran a su hogar simplemente como Te Kainga, “La Tierra”, la única tierra que realmente conocieron. Ni que decir tiene que Isla de Pascua, nombre dado a la isla por los primeros exploradores europeos que avistaron sus costas, precisamente el Domingo de Resurrección del año 1722, resulta totalmente inapropiado para referirse al hogar de los isleños actuales.

Investigaremos ahora algunos de los misterios en torno a los orígenes de los primeros pobladores de Rapa Nui.

Cuenta la tradición oral que el mítico continente de Hiva, hogar ancestral del pueblo rapanui, sufrió una serie de catástrofes naturales que amenazaban con su total desaparición. Es por ello que Hau Maka, chamán del ariki (rey) Hotu Matu’a, en una visión inspirada por el dios creador Make Make, vislumbró una nueva tierra donde su pueblo podría refugiarse, Te pito ó te henua, el ombligo del mundo, la tierra más alejada de cualquier otro punto habitado del planeta. El ariki envió entonces a siete exploradores para que viajaran hasta la nueva tierra y regresaran luego a informar sobre las posibilidades de su colonización. Así, dos exploradores permanecieron en la isla, mientras que los otros cinco regresaron para informar al rey. Hotu Matu’a inició su traslado a la nueva tierra con todo su séquito en dos grandes pahi o canoas dobles. Una vez desembarcados, Hotu Matu’a se convirtió en el primer rey de Rapa Nui y fijó su residencia en el sector de Anakena, la única playa de la isla. Poco antes de su muerte, repartió las nuevas tierras entre sus hijos y así se formaron las distintas mata o tribus.

No se sabe realmente dónde se encontraba el mítico continente de Hiva, si es que realmente existió alguna vez, ni cuál es exactamente la procedencia de los primeros pobladores de la Isla de Pascua. Recientes estudios antropológicos y lingüísticos, además de otros que han identificado semejanzas en las cadenas del ADN isleño, señalan el parentesco rapanui con el resto de pueblos polinesios del Pacífico, mostrando una probable procedencia desde las islas más australes de la Polinesia Francesa. Pero, si bien es cierto que existen evidentes conexiones culturales con el resto de pueblos polinesios, por ejemplo, en el ámbito de sus creencias religiosas, un guía local me señalaba, en mi reciente visita a la isla, las evidentes diferencias físicas entre las dos etnias que originalmente poblaron Rapa Nui. Estas dos castas o etnias, denominadas como “orejas largas” y “orejas cortas”, presentaban evidentes diferencias morfológicas. Los “orejas cortas”, que los relatos tradicionales asimilan con las clases trabajadoras, o tal vez incluso eran esclavos, presentan unas evidentes características físicas que posibilitan un parentesco, por ejemplo, con los maorís neozelandeses o los pobladores nativos de las islas hawaianas. Por el contrario, los “orejas largas”, las clases gobernantes durante los periodos más antiguos del poblamiento de la isla, presentan unas características físicas totalmente diferenciadas de cualquier cultura polinesia, que se hacen más evidentes mediante la observación de sus rostros alargados y rectangulares, similares a aquellos tallados en las famosas estatuas denominadas moai. Actualmente la etnia rapanui, que estuvo a punto de desaparecer a finales del s. XIX debido a la piratería, las enfermedades y los esclavistas peruanos, resulta una mezcla de ambas etnias originales diferenciadas, pudiendo nacer en una misma familia individuos con unas características morfológicas similares a una u otra etnia, y es evidente que cualquier estudio de ADN dará como resultado un parentesco con los pueblos polinesios. El resultado, entonces, es el mismo, no se conoce la procedencia real del pueblo rapanui, como mínimo el de su etnia gobernante, los “orejas largas”, los constructores de moai, unas esculturas monumentales sin parangón ya no en la Polinesia, sino en cualquier otro punto del planeta…

Continuará...